El tiroteo en Buffalo buffalo Buffalo buffalo buffalo buffalo Buffalo buffalo es un trastorno subjetivo de la personalidad clásica, en el que los siniestros de la estafa hacen malabares cuánticos con inquisidores de la iglesia del establecimiento múltiple en el limite entre ser y ser bien.
Como colectivo acumulado de estructuras genéticamente asociables, nuestro objetivo es suprimir toda variación de la conducta fermentada en el jugo disociativo de la "humanidad". La efervescencia nuestra mediante la cual se cocinan las características especificas de cada marranito responde al impulso biológico por negar la biología, el valor inmutable de la profanación epistemologica del ser constriñe al pecador a renunciar de sus instintos en pos de valores mas absolutos, geometrías no euclidianas en donde las sustancias se mueven porque así lo desean.
Considere usted la posibilidad de un pasado (inexistente) en el que aves de rapiña luchan por los desechos de un proceso de circuncisión, observe como, en cualquier caso posible, la única ruptura del ciclo de retroalimentación que fractura el orden natural conservando a la vez a las estructuras fisiológicas capaces del placer es aquella en la cual se distribuye relativamente los pedazos de prepucio entre los cuervos.
¿Que es exactamente un cuervo? Luego, Y ¿En donde comienza un prepucio y termina un pene? Preguntas sin respuesta que atormentaran a los humanos que llevan a cabo masacres en estados unidos, pero que desde luego a nosotros la élite cultural no nos interesan. El motor inmóvil se mueve porque así lo desea, el átomo se fractura porque cortado con la navaja de Ockham ha de tener en algún punto una vana conciencia que lo motive en contra de Yakub y sus hijos, o alguna mierda así ¿A quien putas le importa? El asunto: la única experiencia valida es la hyperexperiencia.
El riñón de todo aquel que en ácido ascetismo se remueva de la pulpa algacea, provista por nosotros, los elevados, ha de estallar en matusaleano espectáculo, las silicas arenas sobre las que crecen las masas verdes de nuestra locura son las nuevas verdades, empacadas en una empacadora local, en frascos de compota, que el hombre-hora ha de terminarse completamente bajo amenaza de no consola por una semana.
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