Hoy vivimos en tiempos remotos. Nuestros ancestros habitan el camino onírico de la incertidumbre, la idealizada visión de un futuro-pasado lleno de fuego y cenizas. Espadas cortaban cabezas, catapultas derrumbaban torreones, galeones llenos de africanos cruzaban los mares en busca de tierra santa, los muchos hijos de la poca gente comían tierra en vez de hamburguesas ¿No es hora ya de desligarnos del pasado infeliz? Olvidemos lo malo, celebremos Halloween.
De las festividades traídas por la modernidad, el Halloween es la mas celebre, la fiesta mas sensata y la fiesta mas humilde. Detrás de cada dulce asignado por los privados existe un pedacito de amor, una cuchillada a la religiosidad de antaño, veneno contra el puritanismo y las buenas costumbres que nos alejan de la integridad. El desenfreno carnal en honor al oscuro lucifer que en los carnavales medievales ya se presentía ocuparía toda nuestra banda ancha.
Es bien sabido que para esas personas de las que somos hijos de a siglos de distancia, el Halloween era algo así como una serie de fiestas paganas anuales en las que en la hoguera había de que beber, en las que desnudaban vírgenes vestidas de oro, en culto al invierno o algo un concepto igual de mundano. Hoy sabemos mas, sabemos que en realidad el Halloween es una tradición en la que se abren calabazas con caras turbulentas para hacerle culto al dinero y su repartición, en forma de cristales de azúcar u otras genialidades del mundo moderno.
¿Como es que fundamentamos este anacronismo en el panorama post-historico? La doctora Hermelinda Leguizamon, con maestría en filosofía de la universidad de Harvard, en su libro "Ad-hoc Culture" discute la posibilidad de un mito fundacional del Halloween alternativo, que mezcle hechos históricos con simulaciones de una realidad como la presente extendida 1000 años en el pasado.
Hermelinda Leguizamon |
Para la doctora Leguizamon es necesario establecer una serie de cánones culturales históricamente flexibles que permitan a todas las personas del mundo sentirse a gusto con sus interfaces corporales, lo que implica, por supuesto la manipulación del Halloween y a festividades relacionadas en nuevas formas forzadas en la sociedad bajo una autoridad rígida.
En el capitulo 7 de su libro ella describe exhaustivamente los orígenes del nuevo Halloween y edifica los puntos clave que los expertos del futuro tendrán que tener en cuenta a la hora de reclamar su nuevo presente, que no podrán ser objeto de los cambios que de otro modo se aplicarían a sus nueva historiografía, no lo suficientemente potente, admite. Algunos de entre varios son:
- La figura del aquelarre como grupo de poder con influencia y predominancia en el gobierno desde las sombras.
- El uso de disfraces en un sentido figurativo para hacer referencia a la contingencia de personalidad posible en el individuo.
- La utilización de los iconos peliculeros del terror para analogías antipatriarcales en las que se asocie la homosexualidad con el machismo hegemonico.
Icono peliculero del terror. |
- El relato del origen del Halloween que implique la fabricación industrial del neón y su relación con la emancipación de grupos de trabajadores inmigrantes.
- El llamado a la acción por personalidades del panóptico de youtube, para que inculquen en sus jovenes youtubevidentes la no importancia de la historia, la muerte de Dios y la pecaminosidad del cuerpo, en función de mitos esculpidos por las autoridades propagandísticas.
- Asemejar la acción de escarbar calabazas con la castración de infantes.
- Convertir el acto de reventar calabazas en una analogía para el aborto y hacer de esta parte de la festividad la mas indispensable.
Montón de células. |
Las nuevas inflexiones en el código cultural nos permiten re-conectarnos con la insospechada dicha de la iconoclastia, el "dejarse llevar" femenil, el deseo de lo maligno y la mentira en pos del bien común. El mundo necesita de mas sangre menstrual, el Halloween mediante.