La navidad es una de las mejores épocas del año. El consumo de alimentos excepcionalmente cocinados, la adornacion ritual semipagana de papas noel, de frosties, de machos cabrios, el culto a la materia, al plástico, a los polímeros y a los transistores. Practicas de gran carga espiritual. Sin embargo, falta mas, el siglo XXI no se da por aludido. ¿De que forma las fiestas pueden acelerar la transformación del individuo humano en una nueva sustancia? ¿Cuanto se debe pagar para la transmutación inhumana desde el animal elevado hasta el simétrico Guernica de Da-Vinci?
Solo se puede esperar que bajo estas preguntas, al observar la manera como los pinos navideños se alzan entre el panteón nórdico de la misma forma que un pene llega a la erección y la venas del pulsante yggdrasil "conectan" todos los mundos, sean una muestra clara del patriarcado plasmado en la cosmovisión antinatural de la flora y la fauna. No es lo suficientemente tragicómico ver como estos arboles son remplazados por versiones derivadas del petroleo, expuestas al calor de los nuevos ciclos climáticos, y eventualmente convertidas en cosas para nada parecidas a las hojas perennes, o amenazas similares.
Si la felicidad es apreciar las estructuras fisiológicas, imaginadas o no, de texturas quasifemeniles, esa felicidad debería ser monopolizada ya no por un santaclos o microsoft, sino una persona similar, sin barba, con mayor juventud, con senos y caderas anchas, labios intensos, rojos, y comportamiento sensual.
Detrás de la mascara hay unos labios potentes. |
La juventud veraniega de los años '10 está mas que dispuesta a dejarse llevar por suposiciones hipotéticas de historias pasadas en espera por confirmarse. La idea de que el fortuito debe ser recompensado por el nacimiento de un ser anti-histórico debe ser desechada en favor de constructos traumáticos que condicionen a los insensatos hacia paradigmas mas degradantes.
¿Por que contentarse con consumir plástico cuando el plástico puede ser adorado? ¿Por que contentarse con la otredad del plástico, cuando podemos ser plástico? En el carnaval de fin de año, todas, tomense de las manos, y con suerte ese hueco en forma de daemonio no sera llenado por Wotan o Jesus Cristo, sino por el plastico fundido, que nos hará una sola, y nos alejará de la intemperie. El reto de la era será pensar como desde el plástico puede ser posible generar diésel, para avivar la fogata que nos acelera hacia lo mismo, masa de carne luego transformada en hermosas muñecas de mama noel, regalo perfecto para las niñas en el aquelarre de fin de año.
Esta demás dejar por escrita la necesidad imperativa e inambiguamente terminal de inaugurar el entierro (para bien) del Dios cristiano, o cualquier dios que ose a interponerse entre la realidad y la metarealidad de la supremacía de la vagina pentagramatica, el fractal en cada una de la almas de los hijos veraniegos, el fin de los días, la impregnación en la mente atravesada por la pared y el nacimiento del verdadero ego, la viva imagen del pez milagroso y completo.
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