La bestia de los granos.

Matriculada en la escuela de la vida, la maleza mal hecha echa sus desechos en nuestro merendero.
Articulada en las vías de la huida, la pobreza hechiza acecha a los sin techo, no hay camino.
Amada en las memorias de la pérdida, la riqueza chueca chispea chapucera, reina el trol.

Bajo el sol ardiente un conjuro horrible maldijo una región,
El calor radiante del terrible futuro exclama, "religión",
Y no era lo mismo, sino un efecto similar.

En cualquier caso nos quiere asesinar.

Condenada la estirpe construida, la naturaleza impía le impide la limpieza espiritual, el mundo paga.
Afanada la repentina huida, la realeza paraliza el pandemonio popular, súbito redoble musical.
Despreciada la intención pérfida, la grandeza pasada palidece por pueril, ante el mercante.

En la selva alegre triunfa el cuerpo sin sospecha de razón,
El futuro fúnebre entrega su semen en un rito de tal son,
Y no somos los mismos, sino gente parecida,

Hijos de la libertad perdida.

Dominada la mesa de la comida, la vileza ilustre idealiza idónea ilusión imposible, la batalla por la conquista del pan.
Arruinada la meta, dividida, la tibieza inaugura un indeleble imaginario indeseable, mejorado por las máquinas.
Infectada la mugre lánguida, la bajeza y el bagazo ilusionado incéndia imágenes, de cristo redentor.

En el mundo quien conquista a donde va lleva su fe.
Queda débil y olvidado, todos saben el porqué,
Y siendo presa de la misma rebelión,

Fallece por su conmiseración.

Empaquetada la res vendida, la proeza consiste en considerar la cortesía como compasionada, ocasionalmente.
Alabada la bestia aparecida, la sutileza de su encanto se encuentra contando condones, fracasa a rachas.
Profanada la ninfa cándida, la franqueza del descaro colma sus cornucopias de locura, sexo y muerte.

Tras el cristal azulado yace un templo sin divinidad,
Un ceremonial preparado para huir de la realidad,
Y eres atado a el, por 432000 años,

Votaras por la bestia de los granos.