Uno ha de describir las frotaciones motiles del coito como quien redacta un poema, de lo contrario, el implícito rechazo al placer orgasmico es un relato de misantropía, feminicidio y homosexualidad en su forma mas fascista. La exploración de cavidades genitales es la forma mas alta de experiencia humana, y por tanto, todos los constructos sociales han de estar inclinados a la exaltación de la actividad sexual.
Es el predicho regalo del sexo el que moviliza el intelecto en la dirección del progreso, se habla del aceite de la cultura, la razón por la que pensamos, en la punta mas alta de la pirámide de Maslow se encuentra la vagina prometida, un hueco en forma de humano. La vagina ovulante es el principio y el fin de la vida racional, sin ella, el hombre no es mas que una escultura de ceniza, un cuerpo inerte destinado a una forma indistinta de su existencia privada de la vagina.
Al rededor del sexo existen rituales apelativos que rellenan el vació estructural que ha sido dispuesto por la selección natural, el movimiento esperado de un ratón atrapado en un laberinto con una única salida; las formas particulares que estimulan una respuesta del libido son producto de vacíos por colmar para alcanzar el siguiente escalón en un conjunto de elementos jerárquicos que terminan en la experiencia sexual.
Las divergencias que los sistemas termodinámicos puedan sufrir dificultan los procesos mediante los cuales se colman las estructuras predispuestas, e impiden, ocasionalmente, que la vagina pueda contener dentro de si las idiosincrasias de los mencionados; la cuerda intangible de la experiencia sexual arrastra al individuo hacia una castidad no intencionada, el bioducto lascivo se ve ofuscado por la forma misma de los sistemas divergentes. Este es el hito del sexo, es el laberinto mas complejo que los ratones han navegado jamas.
Cuando se niega el sexo se niega la virilidad reafirmada en la esencia misma de la virilidad, y el incompleto encanto de las particularidades femeninas, expuestas ante los ojos de quienes transitan el laberinto y son viriles, y entienden completar la virilidad en si en una profanación de los atributos áureos de una presa que por decisión mecánica se pone en bandeja de plata, al final del laberinto.
El sexo y quien es sexual son el mismo asunto, el sexo para el fornicador no tiene un objetivo trascendental, es una tendencia, por ser placentera, como es una tendencia un cuerpo particular y una actitud especifica dentro de las idiosincrasias que pavimentan el camino hasta la vagina, como el sexo en si mismo; el termino "sexo" que describe en la idea platónica, la razón y los propósitos circulan al rededor de el, el sexo meramente es. El propio acto de describir las funciones del sexo implica un atajo artificial para rellenar unas lagunas desfondadas.
La desigual dinámica que existe entre los fornicadores y los divergentes es también sexo, no en el sentido explicito, sino en el sentido subyacente, las formaciones laberinticas por navegar no existirían sin despojos por desechar, el esfuerzo de los espermatozoides, los exitosos y los que no, esculpen los pasadizos sin salida y las trampas, los mercados, las viviendas, los bienes de consumo, los escalones que de cualquier forma solo una minoría podrá escalar a plenitud.
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