domingo, 7 de noviembre de 2021

La represion.

La hipotética llega a mi bajo la idea de un situación de fantasía que podría ser perfectamente real.

Pienso en el fruto de la pasión unidireccional entre un demonio y una mujer cualquiera. Un retoño semi-humano que por alguna razón sobrevive al aborto. ¿Cual es la esencia de esa criatura?

En primera instancia sabemos que no es humano, aunque tampoco es demonio, siendo un híbrido, el carácter que lo va a caracterizar es uno dividido entre una mitad humana, y la mitad de un demonio. Las leyes humanas estarían en contra de su naturaleza, al tener una parte que las desafía, y la manera de ser del demonio no es algo que vaya a poder practicar sin las objeciones de conciencia propias de los humanos neurotipicos.

El híbrido demonio-humano, entonces, sera una criatura miserable, que tendera o a escapar de ella, reprimiendo su humanidad para llegar a ser por lo menos la mitad de malo de lo que es un demonio, o ser un participante pasivo de la sociedad, como muchos humanos completos ya lo son, con el fantasma de su sangre infernal incitándolo permanentemente a actos como los que dieron lugar a su concepción.

Bajo las concepciones normales de lo que es "humanidad", es claro que, de ser inevitable la existencia de estos seres mitad demonio, lo licito es que estos se sometan a represión de sus instintos en pos del bien de la humanidad, y que incluso, lleguen a integrarse en los procesos productivos que favorecen a nuestras sociedades, y pensar incluso en nichos en los que tener una mitad completamente maligna, sedienta de sangre y corruptora sea algo que facilite el bien común.

Es posible, luego, que a costa del hecho de que los demonios sean particularmente viles, y las sociedades sean particularmente empáticas, el numero de seres mitad demonio aumente, y la represión bajo la que inicialmente se les tiene en un estado pasivo pase a ser un signo de humillación inaguantable, extiendo ya comunidades de híbridos en las que la conducta demoníaca sea tolerada en incrementos graduales.

Los reprimidos, cada vez mas, se levantaran contra la represión autoimpuesta, y, ayudados por malabaristas que ven el potencial de la revuelta, cambiaran la sociedad por una en la que el tener parte de ser infernal sea la esencia pura, en el que la represión sea un acto libre y opcional, en la que entre mas parte tengas de demonio, mejor, y en la que sea común ver demonios que de humanos solo tengan la forma.

¿Que haríamos los humanos al respecto? Por supuesto, reprimir ese instinto desaforado ante la ley natural, con levantamientos que probablemente fallen, o en una estoica mueca de fastidio, entre quebradas, cuevas y paramos, esperando que la naturaleza siga su curso, esperando que los híbridos consuman a los malabaristas, y sus ciudades amuralladas caigan en ruina, lamentando el hecho que los hijos de los demonios no se hubieran reprimido, odiándolos por ello, y haciendo una cultura al rededor de eso.

Eventualmente, si, las culturas híbridas caerán, o mejor, no lo harán, y serán eternos pedazos del infierno en la tierra, menguantes, a lo mejor, pero siempre presentes. Frutos de la maldad omnipresente de una mente empática y por tanto cruel. Quizás milenios después la xenofobia se modere, y los semidemonios sean una figura exótica, foránea, de criaturas que no pertenecen, con su propia cultura, diferente de los demonios, diferente de los humanos, autóctona. La victoria de un subterfugio, la derrota de lo recto, una idea desagradable. Mejor pensar en otra cosa...

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