He visto personalmente los efectos de la vacuna del coronavirus. Del nuevo coronavirus.
¿Te hace inmune al SARS-COVID 19? No se, pero se que en persona que me es cercana ha llegado a ser extremadamente perjudicial. Urticaria, perdida del gusto, llagas en los genitales, crecimiento de pelo en partes del cuerpo originalmente lampiñas, dolor pulmonar; ulceras en el pulmón, miopía, mal humor.
La persona que conozco, una amiga, se encuentra hospitalizada hace varios meses ya, seguramente salga en una bolsa. La vacuna, por lo menos para ella, fue un veneno, ni la peor brujería llega a hacer tanto mal. Fue una pócima envenenada, no con tierra de panteón ni serrín de ataúd sino con los mejores avances que la ciencia moderna puede lograr en menos de 10 meses. ¿Que tipo de conjuros podrian desarrollar nuestros científicos si les ofrecemos una década? Ya los estas viendo, los tienes al frente de la cara.
Pensé en eso, comencé a reflexionar sobre el estado presente de las cosas y como lo mágico se transforma en lo cotidiano con el paso de los siglos. Pensé en todos los rituales que se practican hoy en día a sabiendas de que son efectivos y los rituales de antaño que se practicaban en completa ignorancia, solo mediante fe. Sumado al hecho de que últimamente leo muchas historias de terror, pensé en la historia de la humanidad, y ocasiones en las que, como ahora, la auto lesión y el consumo ritual de veneno fueron estándares culturales cuya omisión se consideraba tabú.
En Europa medieval, en el siglo XIII, el Papa Inocencio IV promovió el uso instrumental de "llaves en el cuello", aparatos considerados de tortura por los historiadores modernos en primera instancia, que bajo investigaciones exhaustivas hallaron, eran en realidad elementos de moda usados por el clero como señal de estatus, adjunto imágenes del asunto, las saque de google:
Imágenes Crudas y Mórbidas. |
Los miembros del clero que usaban estos aparatos terminaban muertos, al no ser costumbre removerlos ni siquiera para dormir. Morir mediante artilugios de este estilo era considerado como un privilegio en la Europa medieval, no había otra cosa que digiera mas de una persona que la gangrena, la voz adolorida, la dificultad para respirar y la súbita muerte provocados por las llaves en el cuello en aquellas fechas tan distantes. ¿Por que lo hacían?
El Papa era como Bill Gates para nosotros en la actualidad. Sin embargo el Papa era el emisario de un Dios sin resultados y muy bárbaro. Todo el asunto de la llave en el cuello era una señal de sumisión ante Jesucristo, un amague de su sufrimiento en la cruz. ¿Eso que les dio? ¿A caso imitar a cristo en la cruz nos da computadoras? ¿A caso el espíritu santo nos dará Windows 11?
Del Papa a el padre de Microsoft hemos evolucionado por una camino largo y estrecho lleno de casualidades y mortaldad (nunca olvidemos a los 7 millones de judíos muertos en la segunda guerra mundial) y por las bondades practicas que traen al mundo las personas de ciencia, nuestros lideres, torturas, o símbolos de estatus como los que se practicaban en la edad media son pocas, son cosas que estamos dispuestos a asumir.
El conocimiento popular dicta que la creación de magia posee una carga inherentemente negativa, que cada acto paranormal implica una caja de pandora que se abre ante el mundo, un intercambio equivalente, que por eso existen personas a las que las acechan espíritus oscuros, por el actuar de brujos que generan grandes maleficios al traer maravillas desde el bajo astral. Sabemos que son solo habladurias de la gente pobre pero ¿Que tal si fuera así?
¿Que tal si toda la medicina, el internet, los videojuegos, los doritos, la pornografía, las drogas, los programas y las sorprendentes cosas que desarrolla la tecnología estuvieran sujetos a depositar sobre nuestros hombros una carga equivalente del mismo modo? ¿Que tal si a costa de tener deliciosos helados y placeres debiéramos una o dos veces en nuestras vidas someternos a tomar un veneno mortal? El coste es una ganga.
Mi amiga probablemente muera, pero si solo ella tuviera que morir, si solo 7 millones de personas tuvieran que morir para conseguir nuestras interfaces fantabulosas mediante las que vemos a Riley Reid disfrutar de la vida ¿No es un precio justo? ¿No es de hecho un precio meramente simbólico e insignificante? Deberíamos pagar antes uno mas alto. Deberíamos, quizás, construir becerros huecos de latón para poner gente adentro, prender una fogata bajo las piezas y esperar a que sus gritos de sufrimiento nos lleven a todos al éxtasis universal y a la conquista del infinito.
Estoy de acuerdo con todo eso. Soy una persona que se adapta las expectativas ajenas, me alejo de los tabús, por eso me voy a poner la vacuna, porque de hecho es barato.
El también hace su parte. |
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