No es el hambre, es una ilusión, es un truco del demiurgo, el motor inmóvil; la cábala realmente existente.
La metáfora de la vacuna es una esterilización del alma. ¿Para que quieres una vacuna fuera de tu cuerpo si las flores de tu matorral están flacas, secas y langarutas? El fuerte sobrevive a una vacuna, o a un tiro entre las cejas, pero yo solo soy polvo estelar. No nado mas rápido que nadie, ni por ello me aglomero bajo un falso cristo que me ampare, veo al egregor por lo que es, y a nada mas llega mi virtud. Mis huesos se desconsolidan, y la modernidad en cada una de mis células se prueba débil.
Pero miento. "Soy el mesías", llego a pensar, mis apóstoles son hombrecillos translucidos de no mas de un centímetro de semblante siniestro. Mi rebaño son las animas malditas, como yo, otros van a parar al infierno, y sobre nuestros cuerpos escalamos y logramos verlo a el, a el super-hombre de Freud, caminando por el camino de la ruina. Yo no salgo de la cueva, no se si pueda, me reconforta el calor de las almas pecadoras exhumadas.
El espectacular hito freudiano hace malabares con las calaveras de la cábala, no espera que nos demos cuenta que son de plástico, vuelvo a mentir; "Las palabras no son nada sin sacrificio, cuando llegue el momento me arrodillare y comprenderé lo que es el terror puro", ni en esas soy un Judenmensch, soy un salvaje encima de un árbol viendo rostros en el barro. ¿Son caras realmente? ¿Sera que si tengo virtud? La historia esta de mi lado ¿Sera cierto? Amanecerá, si, pero para entonces estaré muerto.
Mientras tanto, y como es mi deber, soportare el duro yugo de la vacuna profanando cada una de mis conexiones divinas, voy a seguir vivo aunque muera descabezado, voy a llamar mierda a lo que me dicen que hoy es arte, voy a incinerar un par de sus iconos profanos, voy a confiar en la inquisición española, voy a mantener la calma aun cuando los obscenos himnos inmundos digan que soy especial y de hecho el protagonista de SOUL, voy a seguir con el engaño, voy a hacer una lista con el historial de cada uno de sus agravios para que la arranquen de mi putrefacto cadáver, voy a izar mi bandera en cada una de sus derrotas.
Cuando la aguja atraviese mi espalda y mi carne no pueda mas, y salga el filo por mi pecho, y llore al respecto, voy a sacrificarme como ellos sacrifican inocentes en sus falsos atentados y entonces solo la verdad sera, o quizás me sumerja de nuevo en la indulgencia infernal (y placentera) del color de la vagina, de una manera u otra un grano de arena en el reloj egipcio que marca la venida de la bestia, su aburrida empresa, su falsa divisa y sus fracasados proyectos.
Quizás esa es su intención, luego, y estoy siendo testeado, quizás mejor debería hacer otra cosa.
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